Saturday, April 16, 2016

Praising the Lord turns Terror to Triumph

Praising the Lord turns Terror to Triumph
By Susan Richardson
Ecuador Quito North Mission

Sister Gil shared that on Saturday April 16th, she and Sister Bosse had had a challenging day in Quininde, an area about two hours from the coast of Esmeraldas, Ecuador.  It was hot, steamy and rainy, and all of their appointments had fallen through.  As it was getting dark, they decided to visit their investigator Juanita.  As they sat in her tiny home with a tin roof and were talking about miracles, the earth began to shake violently in what was later confirmed as a 7.8 earthquake.  It was approximately 7:00 p.m. when they ran outside to an open area.  People were screaming, children were wailing, dogs were barking, and they were just as frightened.
While her companion was clinging to her, Sister Gil said that a recent training on praise came to her mind.  In that distressing and dark moment, she began to bear vocal testimony to the goodness and greatness of the Lord, of his victory and majesty, specifically reciting part of 2 Ne 4.  She shared with me later that at the very moment that she opened her mouth in praise, she felt what she described as ¨el manto del Señor¨ (cloak of the Lord) placed over her shoulders, and she and her companion felt unspeakable peace. 
As they stood in the open area, Sister Bosse began to sing, ¨Master the Tempest is Raging,¨ and before long, a group of about 15 alarmed individuals, including children and even some dogs gathered around them.  These total strangers knelt around them in prayer, some even hugging their legs, as the sisters stood singing to the Heavens on that dark and terrifying night.  Sister Gil said that while they were singing, the people kneeling around them prayed aloud and attempted to sing with them even though they didn´t know the words.
After about five minutes, the strangers who no longer felt like foreigners, but friends and neighbors, stood, hugged each other, and returned to where they had come from, having had a notable transformation of peace and serenity, while the sisters stood quietly reflecting on the miracle they had just witnessed. 
Sister Gil told me later that she understood that night in a very real way the power of vocally praising the Lord and how it opened the door to the ministration of angels, as well as doors for many new investigators. 
A night that began in sheer terror ended in triumph for two sister missionaries in the coastal community of Quinindé when they discovered for themselves that praising the Savior unlocks the power of God and opens the door to the Heavens, especially in the midst of trouble.


Terror termina en Triumpho por Alabar al Señor 
Por Susan Richardson
Misión Ecuador Quito Norte

Hermana Gil compartió que el sábado 16 de abril ella y la Hermana Bosse habían tenido un día difícil en Quinindé, un área aproximadamente dos horas de la costa de Esmeraldas, Ecuador. Fue un día caliente, húmedo y lluvioso, y todas sus citas habían caído. A medida que oscurecía, decidieron visitar a una investigadora Juanita. Mientras estuvieron sentadas en su pequeña casa con un techo de hojalata y hablando de milagros, la tierra comenzó a temblar violentamente en lo que fue confirmado más tarde como un terremoto de 7.8. Era aproximadamente las 19:00 cuando corrieron de la casita a un lugar abierto. La gente gritaba, los niños gemían, los perros ladraban, y ellas también se sintieron bien asustadas.
Mientras que su compañera se aferraba a ella, la Hermana Gil dijo que le vino a la mente una capacitación sobre el poder de alabar al Señor y agradecerle en momentos difíciles.  En ese momento angustioso y oscuro, ella empezó orar y a dar testimonio en voz alta de la bondad y la grandeza del Señor, de su victoria y la majestad, recitando específicamente unos versículos memorizados de 2 Ne 4. Ella dijo que en ese mismo momento, sintió ¨el manto del Señor¨ colocado sobre sus hombros, y ella y su compañera sintieron una  paz indescriptible.
En la zona abierta en esa noche obscura, ya sintiendo mucha paz, la Hermana Bosse comenzó a cantar en inglés, ¨Paz Cálmense,¨ y la Hermana Gil se unió con ella cantando en español. En poco tiempo, se acercó  un grupo de aproximadamente 15 personas, incluyendo a niños y aun algunos perros. Esos extraños se arrodillaron alrededor de ellas en oración, algunos abrazando sus piernas, mientras que las hermanas cantaron a los cielos en esa noche oscura y aterradora. Hermana Gil dijo que mientras estuvieron cantando, la gente arrodillada alrededor de ellas oró en voz alta y trató de cantar con ellas a pesar de no saber las palabras.

Después de unos cinco minutos, los extranjeros que ya no se sentían como extranjeros, sino amigos y vecinos, se pararon, se abrazaron, y regresaron al lugar de donde habían venido, después de haber experimentado una notable transformación de paz y serenidad.  Mientras tanto, las hermanas se reflexionaron en silencio el milagro que acababan de presenciar.
Hermana Gil dijo más tarde que ella entendió esa noche de una manera muy real el poder de alabar al Señor vocalmente y cómo el haberlo hecho se abrió tanto la puerta de la ministración de ángeles, como puertas para muchos nuevos investigadores.

Una noche que comenzó en absoluto terror terminó con el triunfo de dos misioneras en la comunidad costeña de Quinindé cuando descubrieron por sí mismas que el alabar al Salvador trae el poder de Dios y abre la puerta de los cielos, especialmente en medio de angustia.

No comments:

Post a Comment